Influencers, haters y misión: documento del Vaticano sobre la pastoral en las redes
Enrique Soros Compartimos aquí el documento publicado por el Dicasterio para la Comunicación, como una “reflexión pastoral sobre la interacción en las Redes Sociales”, titulado Hacia una plena presencia. El mismo es firmado por el prefecto del dicasterio, Paolo Ruffini, y por Mons. Lucio Ruiz, secretario de dicha oficina vaticana. “En las dos últimas décadas, nuestra relación con las plataformas digitales ha sufrido una transformación irreversible”, expresa el documento, mencionando que “los jóvenes -y también las generaciones de más edad- piden que vayamos a su encuentro allí donde están, incluidas las redes sociales, ya que el mundo digital es ‘una parte significativa de la identidad y del estilo de vida de los jóvenes’”. El documento advierte sobre las trampas de las autopistas digitales, afirmando que “la brecha de las redes sociales se ensancha cada vez más. Las plataformas que prometieron crear comunidad y conectar más a todas las personas han acentuado, en cambio, distintas formas de división”. Y pastoralmente afirma que “a lo largo de las autopistas digitales, muchas personas resultan heridas por el odio y la división. No podemos ignorarlo. No podemos ser tan solo pasantes silenciosos. Para humanizar los ambientes digitales, no debemos olvidar a quienes se quedan atrás”. El Dicasterio para la Comunicación propone, como lo hace el Papa Francisco a menudo, la parábola del Buen Samaritano como un desafío a hacer frente a la cultura del descarte digital, y a ayudarnos mutuamente a salir de nuestra zona de confort, haciendo un esfuerzo concreto para ir al encuentro del otro. Discernimiento, prudencia y oración al interactuar El documento invita a la responsabilidad cristiana del uso de las redes, marcando que “desde la perspectiva de la fe, qué comunicar y cómo comunicar no es solo una cuestión práctica, sino también espiritual. Estar presente en las plataformas de redes sociales invita al discernimiento. Comunicar bien en estos contextos es un ejercicio de prudencia, y exige una reflexión orante acerca de cómo interactuar con los demás”. Marcando la importancia esencial de las relaciones personales y un espíritu comunitario, se expresa que “la comunicación comienza con la conexión y se dirige hacia la relación, la comunidad y la comunión. No hay comunicación sin la verdad de un encuentro. Comunicar es establecer relaciones, es ‘estar con’. Formar parte de una comunidad es compartir con los demás las verdades fundamentales sobre lo que uno cree y lo que uno es”. Hacia una plena presencia nos invita a utilizar las redes sociales como un instrumento de conexión con otros, en forma positiva, ayudando a dar orientación y a transmitir esperanza, teniendo en cuenta el hambre de guía moral y espiritual, que a menudo no se encuentran en los lugares tradicionales. A continuación transcribimos el documento completo: . . DICASTERIO PARA LA COMUNICACIÓN Hacia una plena presencia -Reflexión pastoral sobre la interacción en las Redes Sociales 1. En la era digital, la humanidad ha dado grandes pasos hacia adelante; pero una de las cuestiones urgentes que aún quedan por abordar es cómo podemos vivir en el mundo digital -en cuanto individuos y en cuanto comunidad eclesial-, con amor al prójimo, estando presentes de manera auténtica, atentos los unos a los otros en nuestro viaje común por las “autopistas digitales”. Los avances en la tecnología han hecho posibles nuevas formas de interacción humana. De hecho, la cuestión ya no es si interactuar o no con la cultura digital, sino cómo hacerlo. Las redes sociales, en especial, son ambientes en los que las personas interactúan, comparten experiencias y cultivan relaciones como nunca se había hecho antes. Sin embargo, a medida que la comunicación se ve cada vez más influida por la inteligencia artificial, se plantea la necesidad de redescubrir el encuentro humano en su esencia misma. En las dos últimas décadas, nuestra relación con las plataformas digitales ha sufrido una transformación irreversible: ha surgido la conciencia de que estas plataformas pueden evolucionar para llegar a ser espacios creados conjuntamente, y no solo algo que usamos de forma pasiva. Los jóvenes -y también las generaciones de más edad- piden que vayamos a su encuentro allí donde están, incluidas las redes sociales, ya que el mundo digital es “una parte significativa de la identidad y del estilo de vida de los jóvenes”[1]. 2. Muchos cristianos solicitan inspiración y guía, porque las redes sociales, que son una de las expresiones de la cultura digital, han ejercido un profundo impacto en nuestras comunidades de fe y en nuestras trayectorias espirituales personales. Los ejemplos de interacción fiel y creativa en las redes sociales abundan en todo el mundo, tanto por parte de comunidades locales como de personas que dan testimonio de su fe en estas plataformas, con frecuencia de modo más difusivo que la Iglesia institucional. Asimismo, existen numerosas iniciativas pastorales y educativas desarrolladas por Iglesias locales, movimientos, comunidades, congregaciones, universidades e individuos. 3. La Iglesia universal también ha tratado el tema de la realidad digital. Desde 1967, por ejemplo, los mensajes anuales para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales ofrecen una reflexión en continua evolución sobre esta materia. A partir de 1990, dichos mensajes han afrontado el uso del ordenador, y desde principios del 2000, han reflexionado continuamente acerca de diversos aspectos de la cultura digital y de la comunicación social. Planteando cuestiones fundamentalespara la cultura digital, el Papa Benedicto XVI, en 2009, escribió sobre las transformaciones en los modelos de comunicación, y afirmó que los medios no solo deberían favorecer las conexiones entre las personas, sino también animarlas a comprometerse en relaciones que promuevan “una cultura de respeto, diálogo y amistad” [2]. Posteriormente, la Iglesia consolidó la imagen de las redes sociales como “espacios” -y no solo “herramientas”-, y realizó un llamamiento para que la Buena Noticia fuese proclamada también en el ambiente digital[3]. Por su parte, el Papa Francisco ha reconocido que el mundo digital “resulta muy difícil de distinguir de la esfera de la vida cotidiana”, y que está cambiando el modo en el que la humanidad acumula conocimiento, distribuye información y desarrolla relaciones[4]. 4. A estas reflexiones hay que añadir la interacción práctica